Nuestro pecho está formado por tejido glandular y rodeado de grasa, ligamentos y piel. La tarea de mantener firmes los senos femeninos recae casi en exclusiva justo sobre su piel fina y sensible, que está sometida a continuas variaciones de volumen, por lo que es una de las zonas en las que más se aprecia la pérdida de firmeza con el paso de los años.
La caída y pérdida de firmeza del pecho se produce principalmente por cambios de peso, cambios de volumen durante los diferentes momentos del ciclo menstrual, embarazos, lactancias, el deterioro natural ocasionado por la edad y practicar deporte sin la adecuada sujeción.
En este aspecto, los beneficios del ejercicio se limitan a ofrecer un buen apoyo muscular a los tejidos que forman el pecho. Si no estás dispuesta a pasar por el quirófano, es imprescindible proteger al máximo la piel del pecho hidratándola y nutriéndola con los productos adecuados.
La caída y pérdida de firmeza del pecho se produce principalmente por cambios de peso, cambios de volumen durante los diferentes momentos del ciclo menstrual, embarazos, lactancias, el deterioro natural ocasionado por la edad y practicar deporte sin la adecuada sujeción.
En este aspecto, los beneficios del ejercicio se limitan a ofrecer un buen apoyo muscular a los tejidos que forman el pecho. Si no estás dispuesta a pasar por el quirófano, es imprescindible proteger al máximo la piel del pecho hidratándola y nutriéndola con los productos adecuados.