Por otra parte, la hora de la comida debería ser un momento de relajación. Amontonar tareas en poco tiempo culmina en no poder realizar con plenitud ninguna de ellas.
En líneas generales, el estar apurado no contribuye en nada al entrenamiento. Los ejercicios hechos con prisa suelen ejecutarse mal y no se respetan los tiempos de descanso.Por lo general, los entrenamientos de quienes acuden en estos horarios al gimnasio suelen ser muy intensos. Teniendo esto en mente, es necesario reconsiderar qué se pretende del entrenamiento.
Un entrenamiento suave a la hora del mediodía o breves clases colectivas de aeróbicos de bajo nivel puede no dar los resultados que se esperen. Para quienes realmente deseen acudir al gimnasio con el tiempo que éste se merece, lo ideal es ir en un horario en el que se disponga de, precisamente, tiempo. Sin presiones de horarios ni limitaciones por falta de alimento.