¿Pero cómo resistirse a engullir todas estas exquisiteces? Tranquilo, ve paso a paso. Comer lentamente no sólo asegura una buena digestión, sino que con ello además podrás mantener tu peso y no engordar. ¿Cómo hacerlo? Aquí van algunos consejillos de nuestra parte al respecto.
Antes que nada relájate. Pon una música agradable y tranquila (no una 5ta sinfonía de Beethoven, sino algo más folkie, new age o smooth jazz. La última es la mejor opción), y tómate la hora de comer como una instancia para descansar. Concéntrate en tu comida, sin televisión, por ejemplo, y recién allí comienza a masticar.
Pero masticar es un problema. Debes tratar de comer pequeñas porciones y masticarlas lo suficiente para deshacerlas bien y tragarlas sin dificultad. Para no atiborrar tu boca de alimentos tienes que considerar los cubiertos como aliados, generando el hábito de soltarlos una vez has introducido comida en tu boca. Mastícala, traga, descansa, y recién ahí introduce otra porción de comida.
¿Estas lleno? Has dado un paso en falso. No debes parar de comer cuando estas lleno, ¡debes hacerlo mucho antes! Lleva unos 15 o 20 minutos que tu estómago envíe a tu cerebro la señal de que estás satisfecho. Deja de comer cuando estás a punto, no cuando la comida está atiborrada en tu esófago.
Via: vivirsalud