Incluye sesiones muy breves, de sólo unos 30 minutos, pero muy intensas. El objetivo es la calidad, no la cantidad del entrenamiento y buscamos la respuesta de adaptación. Lo cierto es que la verdadera estimulación del músculo sucede pronto, o no se produce. Dicho de otra forma, puedes entrenar largo o duro, pero no ambas cosas a la vez. Para generar óptimas ganancias, las sesiones cortas pero intensas.
Todos tenemos limitaciones cuando se trata de la recuperación, así que hay que estar muy atento. Hacer demasiado y muy pronto puede comprometer los resultados generales y el potencial de desarrollo. Si alcanzamos la máxima estimulación de crecimiento, digamos con ocho series, pero entonces añadimos otras seis u ocho más, nos hemos hecho un flaco favor. Aunque esas series adicionales se realicen con poca intensidad, estaremos impidiendo el progreso puesto que al hacer más de lo necesario agotamos la capacidad de recuperación.
Cuando vamos más allá del punto idóneo de entrenamiento, el cuerpo aumenta su producción de cortisol. Esta mayor secreción hormonal afecta negativamente el ritmo de desarrollo muscular. Con el tiempo puede incluso hacernos retroceder, al tiempo que aminora el proceso de combustión de grasa.
Para seguir avanzando a un paso óptimo, necesitas equilibrar el volumen de entrenamiento con la recuperación para controlar los niveles de cortisol. Esta es una de las claves maestras para mantener las ganancias.