En la mayoría de dietas de adelgazamiento solemos fallar a causa del hambre que padecemos. El cuerpo al no recibir demasiado alimento se revela y nos pide más, pero nosotros podemos controlar esto y evitar caer en la tentación. Simplemente necesitamos algunos consejos para aprender a no pasar hambre alimentándonos de forma sana.
¿Cuántas veces hemos comenzado una dieta y al final la tentación nos ha podido?. Esto es lo que sufren la mayoría de las personas que siguen una dieta de adelgazamiento, pero existe remedio, y es ante todo cambiar de mentalidad frente a los alimentos. Sí esto no es suficiente podemos evitar la tentación siguiendo una serie de sencillos consejos, que a la larga nos ayudarán a mejorar los resultados de la dieta.
La demanda de alimentos por parte del organismo se debe a que mientras seguimos una dieta de adelgazamiento la ingesta calórica disminuye, algo que el organismo nota y por lo que da la voz de alarma. Precisamente esto hace que nos veamos tentados a consumir aquellos alimentos más ricos en calorías, echando por tierra todos nuestros esfuerzos. Para evitar esto es importante que tengamos en cuenta el nivel de saciedad de los alimentos, pues éste nos ayudará a mantenernos sin hambre por más tiempo a la vez que cuidamos la ingesta de calorías.
Lo que tenemos que tener en cuenta es la importancia de consumir alimentos que tengan un alto poder saciante y que nos aporten el menor número de calorías posible. Para ello dentro de un abanico determinado de alimentos debemos elegir los más adecuados y que nos llenen más rápido con el menor aporte calórico. Esto nos ayudará a mantenernos sin hambre por más tiempo. Un ejemplo son los cereales integrales, los quesos descremados, las verduras…
Pero no solamente consumir los alimentos adecuados es la base de un buen resultado, sino que el descanso y el sueño tienen mucho que ver. Descansar las horas necesarias nos ayudará a que el organismo se recupere del trabajo realizado a lo largo del día. Si dormimos el tiempo adecuado, entorno a 8 horas, a lo largo de la jornada tendremos menos ganas de ingerir alimento, y nuestro organismo no nos pedirá que cometamos excesos.
El tiempo de las comidas es importante, ya que comer relajados, masticando bien y dedicar el tiempo necesario a este acto es fundamental para que comamos menos cantidad de alimento. El cerebro procesa que ya estamos saciados entorno a 20 minutos después de haber ingerido el primer bocado. Si masticamos más lentamente comeremos menos cantidad de alimento y nos saciaremos antes, además de evitar las digestiones pesadas por falta de una buena masticación.
Realizar varias comidas al día es fundamental para no pasar hambre y evitar tentaciones. Tenemos que hacer de 5 a 6 comidas diarias entre las cuales debemos repartir la totalidad de alimentos que la dieta nos va a permitir ingerir por jornada. Junto a esta media la calma y dejar de lado el estrés es fundamental, ya que nos crea estados de ansiedad que nos llevan a comer más y en la mayoría de los casos lo más calórico.