No te engañes, el único sistema realmente efectivo para perder grasa de la tripa es combinar ejercicio con una dieta sana y baja en calorías. ¿No sabes por donde empezar?
Sólo estos 7 sistemas funcionan (mejor si los combinas todos, claro):
1. Come bien y a menudo. Empieza el día con un buen desayuno y mantén tu metabolismo en funcionamiento con comidas pequeñas pero frecuentes que mantengan controlado el apetito y eviten el "efecto atracón" que se produce cuando te sientas a la mesa con hambre acumulada.
2. Elige bien las grasas: Busca las grasas sanas del pescado, los frutos secos y el aceite de oliva y huye de las grasas saturadas de carnes, quesos y embutidos y las grasas hidrogenadas tan frecuentes en la bollería industrial. Para encontrarlas, no dejes de leer las etiquetas.
3. Evita las cenas tardías y copiosas: tu metabolismo es más lento por la noche y llenarte demasiado trae como consecuencia kilos de más y mala calidad de sueño. En la cena, dale preferencia a los hidratos de carbono de fácil digestión (poco elaborados) y a los vegetales.
4. Haz deporte: Es una cuestión de matemáticas. Cuanto más te muevas, más calorías estarás quemando y más fácil te resultará adelgazar comiendo lo mismo. Y no te olvides tampoco de los ejercicios de fuerza, que potencian tus músculos y te hacen quemar más incluso cuando descansas.
5. No tengas prisa: cuanto más rápidamente pierdas peso, más difícil te va a resultar mantener los kilos perdidos. Más aun teniendo en cuenta que los primeros kilos que se pierden con una dieta demasiado estricta proceden fundamentalmente de agua, no de grasa. Pasar hambre sólo sirve para disparar los mecanismos de reserva de nuestro organismo.
6. La basura, en el cubo: bebidas carbonatadas, snacks, hamburguesas, golosinas? aportan muchas más calorías que un buen menú con primero, segundo y fruta; y desde luego resultan mucho más perjudiciales para tu organismo. Así que olvídate de la comida basura.
7. Pasa de la liposucción: ese proceso se limita a retirar la grasa subcutánea, no la grasa profunda visceral que es la verdaderamente peligrosa para tu salud. Y si continuas con los malos hábitos nada impide a tu cuerpo desarrollar nuevos depósitos de grasa.
Sólo estos 7 sistemas funcionan (mejor si los combinas todos, claro):
1. Come bien y a menudo. Empieza el día con un buen desayuno y mantén tu metabolismo en funcionamiento con comidas pequeñas pero frecuentes que mantengan controlado el apetito y eviten el "efecto atracón" que se produce cuando te sientas a la mesa con hambre acumulada.
2. Elige bien las grasas: Busca las grasas sanas del pescado, los frutos secos y el aceite de oliva y huye de las grasas saturadas de carnes, quesos y embutidos y las grasas hidrogenadas tan frecuentes en la bollería industrial. Para encontrarlas, no dejes de leer las etiquetas.
3. Evita las cenas tardías y copiosas: tu metabolismo es más lento por la noche y llenarte demasiado trae como consecuencia kilos de más y mala calidad de sueño. En la cena, dale preferencia a los hidratos de carbono de fácil digestión (poco elaborados) y a los vegetales.
4. Haz deporte: Es una cuestión de matemáticas. Cuanto más te muevas, más calorías estarás quemando y más fácil te resultará adelgazar comiendo lo mismo. Y no te olvides tampoco de los ejercicios de fuerza, que potencian tus músculos y te hacen quemar más incluso cuando descansas.
5. No tengas prisa: cuanto más rápidamente pierdas peso, más difícil te va a resultar mantener los kilos perdidos. Más aun teniendo en cuenta que los primeros kilos que se pierden con una dieta demasiado estricta proceden fundamentalmente de agua, no de grasa. Pasar hambre sólo sirve para disparar los mecanismos de reserva de nuestro organismo.
6. La basura, en el cubo: bebidas carbonatadas, snacks, hamburguesas, golosinas? aportan muchas más calorías que un buen menú con primero, segundo y fruta; y desde luego resultan mucho más perjudiciales para tu organismo. Así que olvídate de la comida basura.
7. Pasa de la liposucción: ese proceso se limita a retirar la grasa subcutánea, no la grasa profunda visceral que es la verdaderamente peligrosa para tu salud. Y si continuas con los malos hábitos nada impide a tu cuerpo desarrollar nuevos depósitos de grasa.