Muchas veces estamos haciendo ejercicios regularmente y comiendo de forma saludable, pero nos cambian los horarios en el trabajo, o nos enfermamos o sufrimos una lesión. Este tipo de cosas suelen pasar y lo importante es no desanimarse y aprender a ser flexible, ya que no hace falta una rutina fija para estar en forma y vivir de manera saludable.
Es necesario ir cambiando las rutinas a medida que sea necesario. Si por un cambio de horario resulta difícil encontrar tiempo para concurrir al gimnasio, siempre se puede ejercitar de otra forma. Salir a dar cortas caminatas, tomar las escaleras en vez del ascensor. Por más pequeño que sea, es mucho mejor que no hacer nada.
Si bien hay una enorme cantidad de guías de ejercicio, si el tiempo no alcanza no hay que preocuparse tanto por seguir las reglas preestablecidas. Las rutinas pueden mezclarse o separarse a lo largo del día, si los horarios así lo requieren. Incluso si sólo se dispone de 10 minutos, es importante aprovecharlos para lo que se pueda.