Una correcta entrada en calor no sólo nos ayudará a prevenir lesiones. Además nos permitirá hacer más eficiente nuestro entrenamiento, ya que podremos emplear cargas mayores a las que usaríamos sin un adecuado calentamiento previo.
Todo entrenamiento sensato incluye una entrada en calor, fundamentada principalmente en una cuestión preventiva, puesto que si salteamos el calentamiento nos exponemos a un riesgo grande de lesiones.
A pesar de esto muchas personas pasan por alto o no realizan a conciencia la primera parte del entrenamiento, pensando que ellos no serán víctimas de problemas óseos o musculares.
Si bien esta mentalidad no es correcta y no hace más que exponer a quienes entrenan, también debemos considerar al calentamiento no sólo como un modo de prevenir lesiones sino de sacar el máximo provecho en nuestro trabajo de musculación.
Un buen calentamiento permitirá empezar la parte principal del entrenamiento con pesos altos, sin tener que destinar las primeras series a aumentar la carga, a la vez que gastamos energía física y mental.
Un buen calentamiento, a modo de ejemplo general, consta de unos 5 minutos de ejercicio aeróbico muy suave (no más de ese tiempo, ya que no queremos estimular el metabolismo aeróbico), seguido de unas dos series del ejercicio a realizar , con una carga mínima y de aproximadamente 15 repeticiones. Por ejemplo, cuando vamos a hacer sentadillas podemos hacer estas series de calentamiento solo con la barra. También podemos agregar previamente a estas series unos movimientos de vitalizaciones, ideales al comienzo de toda rutina.
La última parte del calentamiento debería incluir estiramientos suaves. El estiramiento también hará al músculo más propenso a beneficiarse del entrenamiento, ya que un músculo alargado responderá mejor a las cargas.
Apenas unos minutos de dedicación a la entrada en calor lograrán que las cargas que levantemos sean mayores, y por ende, nuestro entrenamiento sea más eficiente.
Por David Flier para FitnessOnline.com.ar