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2 de agosto de 2009

Alimentos con propiedades analgesicas

El dolor crónico merma la calidad de vida de muchas personas y las lleva a recurrir constantemente a los analgésicos, que presentan no pocos problemas secundarios. Ningún cambio en la dieta puede acabar de forma repentina con el dolor causado por una enfermedad, pero numerosos investigadores estudian la potencialidad de ciertos nutrientes para ayudar en la lucha médica contra el dolor.

Algunos alimentos pueden aliviar y actuar como coadyuvantes de medicamentos analgésicos y antiinflamatorios, mientras que otros pueden empeorar la situación. Por ejemplo, la inflamación, las citokinas, las neurohormonas y el estrés oxidativo, desempeñan un papel relevante en la persistencia de las condiciones de dolor. Parece ser que muchos aspectos relacionados con la inmunidad y con la función neuroendocrina pueden ser modificados por factores dietéticos como los polifenoles, las saponinas, los esteroles y otros nutrientes con propiedades antioxidantes, que forman parte de alimentos tan comunes como la soja, las cerezas, las fresas o el salmón.

Algunos ejemplos de condiciones de dolor crónico que podrían ser minimizadas gracias a intervenciones dietéticas son la osteoartritis, la artritis reumatoides, la fibromialgia, así como las enfermedades autoinmunes, etcétera.

Los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 se utilizan en la actualidad para tratar el dolor asociado con diversos procesos inflamatorios y en varios estudios se ha podido constatar el alivio del dolor gracias a la suplementación con este tipo de grasas en pacientes con artritis reumatoide, dolor articular secundario a colon irritable y en mujeres con menstruación dolorosa. La conclusión de esta revisión ha sido que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 procedentes de aceites de pescado pueden ayudar a disminuir el uso de antiinflamatorios no esteroideos.

La inclusión de salmón, la caballa y otros pescados grasos en las comidas es una buena alternativa dietética. Asimismo, las antocianinas de las cerezas se han revelado como acreditados antiinflamatorios. El consumo frecuente de alimentos que contengan estos compuestos parece ser que ayuda a eliminar el exceso de ácido úrico en las personas que sufren de ataques dolorosos de gota. También hay estudios que han relacionado estas sustancias químicas con la reducción del dolor muscular que aparece tras realizar una actividad deportiva concreta.

Las especias también se han relacionado con el alivio del dolor. En concreto la cúrcuma se ha utilizado durante siglos por los habitantes de países asiáticos para prevenir distintos tipos de dolor y los últimos estudios muestran cómo esta especia ayuda en la lucha contra la inflamación. Las isoflavonas de la soja se han mostrado asimismo eficaces contra la inflamación y la oxidación, y quizá sean las responsables del alivio del dolor de pecho relacionado con la menstruación. Una de las funciones de las isoflavonas es inhibir un enzima, la lipooxigenasa, que convierte el ácido araquidónico, un ácido graso procedente de la dieta, en leucotrienos, que son mediadores de la inflamación.

En cualquier caso es necesario subrayar que el cambio dietético funciona a largo plazo, una terapia nutricional puede tardar semanas e, incluso, meses en dar resultados, pero lo más importante es que no existen riesgos ni efectos negativos de ningún tipo, sino reforzamiento de la salud.