
Sigue la dieta disociada. La dieta disociada consiste en separar en las comidas los alimentos en dos grandes grupos: Los hidratos de carbono y las proteínas. Se basa en la separación de los distintos alimentos. De esta manera, se impide el aprovechamiento eficaz de los nutrientes y el organismo se ve obligado a utilizar sus reservas grasas y por tanto se consigue adelgazar. Pero además:
- Cada día haz cinco comidas: tres completas y dos tentempiés (a media mañana y a media tarde). El comer incrementa el metabolismo y se queman más calorías.
- Levántate de la mesa cuando notes que has saciado tu apetito. El estómago también se educa y puedes evitar convertirlo en un pozo sin fondo.
- Adereza tus comidas con hierbas (perejil, estragón, tomillo, laurel), condimentos aromáticos (cebolla, ajo, limón, vinagre), y especias varias (canela, curry, azafrán).
- Las carnes y los pescados, a la parrilla y con poco aceite.
- Evita los quesos, las carnes y los pescados ahumados o conservados en lata.
- Bebe un vaso de zumo de algún cítrico antes de comer. Se ha comprobado que ayuda a mantener la línea porque, entre otras cosas, desintoxica el aparato digestivo y disminuye el apetito.
- Es indispensable comer verdura en abundancia, mejor cruda: contiene muchos minerales y vitaminas, aporta calorías y sacia. Son preferibles las patatas (hervidas), lechuga, cebolla, hinojo, espárragos, calabazas, judías tiernas, pimientos y champiñones.
- Bebe mucha agua ya que elimina los productos de desecho y los residuos de sal estancada en tu cuerpo.
Via: guiafitness