Sobreejercitarse o realizar ejercicio en forma compulsiva se da cuando una persona no para de hacer actividad física, al punto de que la actividad se vuelve insegura y poco saludable.
Un programa de ejercicio regular y controlado nos da un montón de beneficios a la salud, y es normal estar un poco cansados luego de realizar actividad. Pero si estás haciendo más de lo que debes, probablemente te estés haciendo daño, no estás dejando que tu cuerpo se recupere.
Hacer actividad física unos cinco o seis días a la semana durante treinta minutos o un poco más, ya te va a permitir ver algunos beneficios en tu estado físico rápidamente. Más de eso ya se puede transformar en peligroso.
Algunos de los síntomas del sobreejericio son: cansancio crónico, dolor muscular, dificultades para dormir, aumento del ritmo cardíaco, dolor de cabeza, irritabilidad, pérdida de motivación, depresión, falta de apetito, pérdida de peso repentina y varias heridas.
Si sientes alguno de esos síntomas probablemente estés sufriendo las consecuencias de la sobreexigencia. En ese caso debes relajarte, recuerda que el trabajo físico es progresivo y necesita de tiempo. No hacer ejercicio es tan malo como hacerlo mal o hacer demasiado. En la práctica de actividad física también se puede decir que “en exceso es mala”.
Via: vivirsalud