Aunque parezca mentira, todavía hay no pocos culturistas y entusiastas del fitness que descartan los frutos secos de su dieta porque son alimentos con muchas calorías y porque contienen bastante grasa.
Sin embargo, en los últimos años se han efectuado numerosos estudios que han demostrado que los frutos secos deberían formar parte de una dieta equilibrada, puesto que ayudan en los procesos digestivos, mejoran la salud cardiaca e incluso pueden proteger contra algunos tipos de cánceres.
Recientemente se ha celebrado un simposio en la Universidad de California, EEUU, acerca de los beneficios comprobados de la ingestión de frutos secos y han resaltado los siguientes: A pesar de que los frutos secos son muy densos en calorías, lo cierto es que los habituales consumidores de éstos suelen estar más delgados que el resto. La razón puede ser que los frutos secos mitigan el hambre, ocasionan un gasto calórico durante su digestión y aumentan el gasto energético durante el reposo.
El consumo frecuente de frutos secos reduce el riesgo de padecer diabetes tipo II porque estabiliza la glucosa en sangre. Puesto que este tipo de alimentos reduce el estrés oxidativo y la inflamación, se especula que puede ser el medio por el que protege contra varios tipos de cáncer. Los frutos secos mejoran la salud cardiovascular al reducir los niveles de colesterol, controlar los radicales libres, la inflamación y la reactividad sanguínea.
Los científicos están empezando a comprender como los frutos secos pueden mejorar la salud de la población, ya que éstos han formado parte de la dieta de los humanos desde hace miles de años.
Bibliografía: Journal Nutrition, 138: 1734S-1764S, 2008.