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30 de enero de 2009

¿Basta con beber agua después de entrenar? La respuesta es no,

Si haces deporte, tenlo claro: al acabar, bébete un Aquarius, por ejemplo, porque te recuperarás más rápido. Algunos expertos, como Nieves Palacios, jefa de Medicina, Endocrinología y Nutrición del Centro de Medicina del Deporte del Consejo Superior del Deporte, lo llaman "el entrenamiento invisible", apartado que engloba todo lo que haces cuando no entrenas, desde hidratarte, hasta dormir, pasando por la manera de alimentarte.

Entrena en la sombra

Más en concreto, esto significa cenar un plato de pasta el día antes de competir, desayunar dos horas antes de empezar a moverte, ajustar tu entrenamiento a cómo has descansado la noche anterior (por cada día que te ejercites lo normal es bajar dos pulsaciones, pero esto no ocurre si duermes mal) o hidratarte como Dios manda. De hecho, los expertos sostienen que lo que realmente entrena es la recuperación.

En este sentido, cuando la hidratación se realiza sólo con agua, la sangre se diluye rápidamente, baja la osmolaridad y desaparecen las ganas de beber antes de haber conseguido un correcto equilibrio hídrico (aunque los norteamericanos siempre dicen "balance" en lugar de "equilibrio").

Además, incrementas la producción de orina, con lo que eliminas el agua que has ingerido. Por este motivo es bueno que te tomes una bebida deportiva después de entrenar, ya que eso favorece que retengas más líquido a nivel renal. De hecho, el electrolito que pierdes en mayor cantidad cuando sudas es el sodio. Es por eso por lo que cuando te pasas de rosca bebiendo agua después de entrenar duro a veces te duele la cabeza, sientes calambres... incluso naúseas y diarrea si has sudado la gota gorda.

A modo de curiosidad, las bebidas deportivas son un buen remedio para combatir la diarrea, ya que su composición es muy parecida al suero oral ( y su sabor infinitamente mejor).

Rinde más

Como conclusión, siempre que entrenes o hagas ejercicio con cierta intensidad, ábrete una bebida deportiva que contenga más de un 2% de hidratos de carbono, ya que así conseguirás retrasar el consumo de glucógeno muscular y posponer la aparición de la fatiga. Aunque si lo que verdad quieres es conseguir un rendimiento óptimo elige una que tenga al menos un 4% de hidratos de carbono. De este modo, su glucosa y sodio facilitarán el transporte de agua al interior de tus células intestinales y, lo que más te interesa, rendirás más.