Primero, considero que los kettlebells permiten entrenar en cuatro dimensiones. No sólo se mueve (y requiere ser controlado) como una mancuerna, tambien tiene un centro de gravedad cambiante que le hace crear una suerte de “bolsillo”. Puedes sentir este “bolsillo” cuando coges un palo en forma vertical y ejecutas movimientos de péndulo. El “bolsillo” se da cuando cambias de dirección. Esta es la cuarta dimensión que otorgan los kettlebells.
Segundo, el movimiento del kettlebell exige que aprendas a absorber el impacto, lo que construye tendones y ligamentos fuertes. La capacidad de absorber debidamente un impacto es un deber para los deportistas de contacto, o en todo caso para todo el que quiera estar en forma.
Tercero, contrario a lo que sucede con una barra, con los kettlebells, cuando absorbes el impacto, inemdiatamente tienes que redirigir la fuerza. Esta habilidad atlética es vital.
Cuarto, todos los ejercicios con kettlebells dotan de capacidad de agarre. Las altas repeticiones con kettlebells con movimientos como el snatch o el long cycle clean & jerk tienen que ser experimentados para apreciar cómo trabajan el agarre y todo el cuerpo.
Quinto, el kettlebell mantiene a tu cuerpo en una batalla dinámica para evitar que el peso caiga. La diferencia con una mancuerna es que ésta “descansará” en la estructura ósea y no retará al cuerpo con la misma intensidad.
Sexto, si aún sigues creyendo que el entrenamiento aeróbico (”cardio”) y anaeróbico como el levantamiento de pesas son cosas distintas, deberías ver cómo los ejercicicos con kettlebells trabajan ambas capacidades al mismo tiempo.
Sétimo, la cantidad de ejercicios que puedes hacer con uno o dos kettlebells es impresionante. Fuerza, potencia, resistencia, coordinación, agarre, y cientos de ejercicios que te mantendrán motivado.
Estoy seguro que puedo encontrar más razones por las cuales es bueno entrenar con kettlebells, pero creo que, para empezar, con éstas ya es suficiente.
Via: undergroundgym