Relacionado con los entrenamientos y las actividades deportivas, no podría estar ausente un tema que se refiera a las artes marciales y musculación, un tema que al igual que en el fútbol, existen tantos directores técnicos profesionales como aficionados que emiten su opinión.Por lo general, se afirma que para quienes practican artes marciales, están totalmente contraindicados los entrenamientos con carga, debido a que la hipertrofia muscular sería incompatible con la velocidad que demandan las técnicas marciales.
Sin embargo, si existe un concepto equivocado, es exactamente este, ya que el músculo tiene cuatro características fundamentales que son: fuerza, resistencia, elasticidad y velocidad.
Por lo tanto la fuerza muscular, se incrementa únicamente con carga, que inclusive tiene que ser progresivamente aumentada si se desea realmente obtener resultados positivos.
En tanto que la resistencia muscular, es adquirida con la repetición creciente de súper-series que puedan “inundar” el músculo de ácido láctico, llegando a “agotarlo” teniendo como respuesta el hecho que la demanda será cada vez mayor para lograr tal objetivo.
La elasticidad, se logra a través de alongamientos que se tornan indispensables al terminar una serie con peso.
En cuanto a la velocidad, y este es en realidad el punto conflictivo, no depende de ninguno de los otros factores mencionados con anterioridad, sino que la velocidad está relacionada no tanto a una respuesta muscular física, sino a un entrenamiento psicofísico de reflejos en respuesta.
Quienes llevan años practicando cualquier arte marcial saben eso perfectamente sumándose hoy el hecho de existir una gran estimulación a las competencias. Por ello, quien no realiza un entrenamiento con peso no tiene la más mínima posibilidad de competir ni en distancia ni en un combate cuerpo a cuerpo o de agarre.
Es necesario tener en cuenta que el músculo debe ser siempre entrenado al máximo de sus posibilidades, con la mentalidad y el concepto general muy similar al que se utiliza en la “concentración” donde el recorrido se encuentra más allá del “punto de impacto”.
Esto se traduce de forma práctica en el hecho que si un músculo es entrenado encima de su propio límite, siempre en competencia real, se trabajará con un margen de comodidad muy favorable al atleta.
En la actualidad, en cualquier actividad deportiva sea o no de competición se practica con “potencia límite”, siendo este el concepto válido, que prevalece y que deberá tenerse en cuenta, por lo tanto un atleta no puede dispensar nada que le aumente su margen de rendimiento.