Correr es una de las actividades más completas a nivel deportivo, y por ello es una de las más populares cuando se trata de ejercicio aeróbico. La carrera la practican muchas personas y cada día son más los que vemos en nuestras calles lanzarse a correr. Personas de todas las edades y género, y cada vez son más los que se apuntan a su práctica. Por ello queremos dar algunos consejos para los principiantes, de modo que una mala práctica genere una lesión o vicios que acaben pasándonos factura.
Normalmente cuando una persona comienza desde cero sin ningún tipo de asesoramiento ni conocimiento a practicar carrera corre el riesgo de lesionarse con mucha facilidad. Por este motivo es muy importante que tengamos en cuenta unos puntos a la hora de comenzar, pues es necesario que fijemos unos calendarios y tiempos a la hora de lanzarnos a la práctica de la carrera.
Cómo empezar
Ante todo es necesario que tengamos presente la falta de costumbre que nuestro cuerpo tiene a la hora de salir a correr. Es necesario que si no estamos habituados a esta actividad realicemos unas sesiones de aclimatación. Nunca debemos lanzarnos a correr sin más, sin haber preparado nuestro cuerpo antes. Hay que tener en cuenta que a la hora de correr nuestro cuerpo pone a funcionar muchos músculos que deben estar en perfectas condiciones en todo momento.
La preparación es adecuada, y para ello no es nada recomendable que al principio salgamos a correr todos los días. En un principio lo que vamos a recomendar son dos días para practicar esta actividad. Con esto nos servirá para aclimatarnos a su realización. Además, los días no deben ser en ningún caso consecutivos, ya que es importante que los músculos se recuperen después de una sesión de entrenamiento.
Lo mismo que no debemos emplear todos los días para correr, tampoco es necesario que las sesiones sean muy intensas hasta que no tengamos una base. Es bueno que al principio realicemos carreras suaves en las que podemos combinar periodos de trote con otros de caminata ligera, ya que lo esencial es aclimatarnos y acostumbrar también a nuestros músculos a la actividad que poco a poco se va a convertir en una constante en nuestra vida.
Es necesario que al principio no nos pongamos marcas y sepamos escuchar a nuestro cuerpo y saber en qué momento se encuentra para poco a poco poder ir aumentando tanto las sesiones de entrenamiento como el tiempo y la intensidad del mismo. La precipitación y las prisas lo único que nos traerá serán consecuencias nefastas para nuestra salud, retrasando mucho más el correcto desarrollo.
Riesgos a evitar
No respetar los tiempos y precipitarnos a la hora de practicar esta actividad solamente puede tener una serie de graves consecuencias. En primer lugar debemos tener presente que sin una correcta aclimatación y desarrollo no conseguiremos los resultados que buscamos, y por ello es esencial que no nos pongamos tiempos, pues cada persona necesita su momento y saber cuándo está preparado para subir en el desarrollo de la actividad.
A esto hay que sumar el estado de los músculos y tendones, pues al no estar acostumbrados a la actividad deportiva correremos más riesgo de fatigarlos si entrenamos durante largos periodos de tiempo y no destinamos tiempo a la aclimatación. Este sobreentrenamiento desembocará en un exceso de tensión en los músculos que acabará en una lesión que nos mantendrá parados. Por ello es necesario el descanso sobre todo al principio, así como ir poco a poco en todo momento y no querer hacer los mejores tiempos nada más comenzar.
Normalmente cuando una persona comienza desde cero sin ningún tipo de asesoramiento ni conocimiento a practicar carrera corre el riesgo de lesionarse con mucha facilidad. Por este motivo es muy importante que tengamos en cuenta unos puntos a la hora de comenzar, pues es necesario que fijemos unos calendarios y tiempos a la hora de lanzarnos a la práctica de la carrera.
Cómo empezar
Ante todo es necesario que tengamos presente la falta de costumbre que nuestro cuerpo tiene a la hora de salir a correr. Es necesario que si no estamos habituados a esta actividad realicemos unas sesiones de aclimatación. Nunca debemos lanzarnos a correr sin más, sin haber preparado nuestro cuerpo antes. Hay que tener en cuenta que a la hora de correr nuestro cuerpo pone a funcionar muchos músculos que deben estar en perfectas condiciones en todo momento.
La preparación es adecuada, y para ello no es nada recomendable que al principio salgamos a correr todos los días. En un principio lo que vamos a recomendar son dos días para practicar esta actividad. Con esto nos servirá para aclimatarnos a su realización. Además, los días no deben ser en ningún caso consecutivos, ya que es importante que los músculos se recuperen después de una sesión de entrenamiento.
Lo mismo que no debemos emplear todos los días para correr, tampoco es necesario que las sesiones sean muy intensas hasta que no tengamos una base. Es bueno que al principio realicemos carreras suaves en las que podemos combinar periodos de trote con otros de caminata ligera, ya que lo esencial es aclimatarnos y acostumbrar también a nuestros músculos a la actividad que poco a poco se va a convertir en una constante en nuestra vida.
Es necesario que al principio no nos pongamos marcas y sepamos escuchar a nuestro cuerpo y saber en qué momento se encuentra para poco a poco poder ir aumentando tanto las sesiones de entrenamiento como el tiempo y la intensidad del mismo. La precipitación y las prisas lo único que nos traerá serán consecuencias nefastas para nuestra salud, retrasando mucho más el correcto desarrollo.
Riesgos a evitar
No respetar los tiempos y precipitarnos a la hora de practicar esta actividad solamente puede tener una serie de graves consecuencias. En primer lugar debemos tener presente que sin una correcta aclimatación y desarrollo no conseguiremos los resultados que buscamos, y por ello es esencial que no nos pongamos tiempos, pues cada persona necesita su momento y saber cuándo está preparado para subir en el desarrollo de la actividad.
A esto hay que sumar el estado de los músculos y tendones, pues al no estar acostumbrados a la actividad deportiva correremos más riesgo de fatigarlos si entrenamos durante largos periodos de tiempo y no destinamos tiempo a la aclimatación. Este sobreentrenamiento desembocará en un exceso de tensión en los músculos que acabará en una lesión que nos mantendrá parados. Por ello es necesario el descanso sobre todo al principio, así como ir poco a poco en todo momento y no querer hacer los mejores tiempos nada más comenzar.