Los esguinces son lesiones ligamentosas que se producen como consecuencia de giros forzados. Son muy dolorosos, implican hinchazón y hematoma y pueden provocar inestabilidad e incluso incapacidad total para apoyar o mover la articulación.
Si ya has sufrido un esguince, la articulación está debilitada y tienes más posibilidades de volver a padecerlo. Por eso la prevención resulta fundamental. Es necesario realizar un buen trabajo de fortalecimiento de la articulación y calentar y estirar bien la zona antes de la práctica deportiva.
Estas son nuestras recomendaciones para tratarlo:
Inmediatamente después de producirse aplica un vendaje que comprima el tobillo para reducir la inflamación e inmovilizar la articulación.
El reposo de la zona es muy importante. No lo fuerces y permanece el máximo tiempo posible tumbado con el pie elevado.
Ponte hielo para reducir la inflamación y el hematoma, pero no directamente sobre la piel. Utiliza un paño.
No apliques tratamientos de calor en los primeros días, activan la circulación y aumentan la inflamación.
Pasados varios días, si el esguince no es muy grave y siempre y cuando haya desaparecido la hinchazón, debes reiniciar el movimiento de manera moderada para no perder fuerza muscular. Al principio, los movimientos pueden ser rotatorios y de arriba abajo. No realices movimientos que te provoquen más dolor y aumenta el rango del movimiento día a día. Si pasadas 2 semanas el dolor o la hinchazón no remiten, tienes que acudir al médico.
Via: runners