Después de una derrota por ejemplo, es esencial irse a la ducha sabiendo que se ha hecho todo lo posible, que se ha sufrido lo inimaginable, pero que al final, el otro simplemente fue mejor. Solo así tendremos los elementos básicos para poder salir otra vez a la pista con ganas de sufrir y por tanto de ganar.
En los deportes colectivos, este sufrimiento debe ser controlado por el entrenador, que al fin y al cabo es el líder del equipo y el que gestiona, o debería, todos estos pormenores.
Esto también se puede aplicar a cualquier deporte, incluidos los individuales. Por ejemplo, en el gimnasio, a la hora de hacer nuestros ejercicios, debemos sufrir un poco. No hay que caer en el sadomasoquismo, no, simplemente tener pequeñas parcelas de sufrimiento que nos hagan ir al máximo, retornar, y sentirnos felices y contentos con nosotros mismos porqué nos hemos demostrado que esa superación es posible.
El camino del deporte serio y efectivo es complejo, pero eso no quiere decir que sea un camino imposible. Al fin y al cabo, todos los beneficios que obtenemos con él hacen que ese sufrimiento se convierta en cierta forma en placer. Sé perfectamente que suena un poco confuso, pero no debe distanciarnos de nuestros objetivos.
El sufrimiento por tanto, debemos asumir que es parte esencial del entrenamiento y el deporte, que está en su misma concepción, y que no podemos huir de él. Debemos tenerlo claro en nuestra cabeza, para así poder hacerle frente con muchos más recursos. Recordad que ser consciente es el primer paso para hacer las cosas mejor y más duraderas.