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27 de enero de 2010

La mejor forma de distribuir los ejercicios para rendir al máximo


En muchos casos cuando acudimos a entrenar no sabemos a ciencia cierta cuál es el orden que debemos seguir con los ejercicios que vamos a realizar, y es que normalmente solemos empezar con los ejercicios más fáciles y dejamos para el final los más complejos. Esto realmente no es la mejor opción, y es que es necesario que tengamos en cuenta que al acudir al gimnasio es el momento en el que tenemos más energía y podemos incidir más en los grupos trabajados.

Si queremos obtener buenos resultados en el gimnasio es necesario que comencemos por los ejercicios más duros, ya que con ellos incidiremos de mejor manera y con más intensidad sobre el grupo muscular que vamos a trabajar en esa jornada. Este proceso tiene una explicación, y es que es necesario que tengamos en cuenta esto a la hora de fijar los diferentes ejercicios que vamos a realizar en cada jornada. De ello dependerá el desarrollo futuro de nuestra musculatura.

A la hora de asistir al gimnasio acudimos con las pilas cargadas. Este es el momento en el que tenemos toda la energía, y es que los músculos están cargados de glucógeno, que es la forma directa de donde el organismo obtiene la energía que necesita para que los músculos puedan levantar el peso y realizar los ejercicios que hemos decidido. Si al comenzar la rutina de entrenamiento tenemos más energía conseguiremos realizar mucho mejor los ejercicios que vamos a ejecutar al principio de la rutina, por eso es necesario que llevemos a cabo los más complejos y costosos al comenzar para así entrenar bien el grupo que nos toca esta jornada.

A medida que seguimos entrenando vamos quemando las reservas de glucógeno, y por ello es más difícil conseguir energía rápida para hacer frente a la rutina. Cuando se acaban las reservas de glucógeno el organismo obtiene la energía de las reservas de grasa, un proceso que es mucho más lento, por lo que la energía que se recibe de esta forma es mucho menor. Este hecho hace que no tengamos la misma energía a medida que se desarrolla la sesión de entrenamiento que al principio de la misma. Por ello dejar los ejercicios fáciles para el final es lo idóneo, ya que este tipo de ejercicios tocan de forma menos profunda los músculos, a diferencia de los ejercicios más complejos que son los que trabajan mucho mejor los músculos.

Por este motivo un buen consejo para aprovechar al máximo las reservas de energía del organismo, e incidir de mejor manera sobre los músculos, es realizar las series de cada ejercicios de forma invertida, es decir, comenzar en primer lugar con el máximo de carga y el mínimo de repeticiones. A medida que avanzamos en el ejercicio iremos reduciendo la carga y aumentando las repeticiones. Esta es una buena manera de trabajar el músculo de forma profunda y completa, logrando que se desarrollen de la mejor forma posible.