Con la llegada del calor, se deben tomar varias precauciones en cuanto a la exigencia que este nos implica para ejercitarnos. No obstante, hay una buena noticia: nuestros músculos estarán más aptos de ganar flexibilidad.
Los estiramientos son una parte que nunca se debe pasar por alto en una sesión de entrenamiento. Si bien algunos poseen naturalmente una mayor flexibilidad que otros, se trata de una cualidad que se puede mejorar mediante la constancia.
Y sobre todo aquellas personas que carecen de una gran flexibilidad, notan como estirar se facilita en el verano. Esto no es sólo una percepción. Lo que ocurre es que los fluidos internos se vuelven menos viscosos, y esto a su vez facilita el deslizamiento de las fibras musculares.
Es por ello que muchas veces se insiste en una correcta entrada en calor, y que la misma debe ser más extensa en épocas de frío. De no hacerla, el músculo no alcanza una temperatura en la que se pueda tener buena flexibilidad.
Esto además es notorio en los estiramientos post-ejercicio: cuando terminamos de entrenar nos resulta mucho más sencillo, ya que nuestros músculos están calientes luego de toda la actividad.
Ahora sabés que la facilidad para estirar en el verano no es sólo una sensación, si no una realidad. Esto no significa que nos dejemos estar. Aprovechemos los grados de más para entrenar nuestra flexibilidad.
Por David Flier para FitnessOnline.com.ar
Los estiramientos son una parte que nunca se debe pasar por alto en una sesión de entrenamiento. Si bien algunos poseen naturalmente una mayor flexibilidad que otros, se trata de una cualidad que se puede mejorar mediante la constancia.
Y sobre todo aquellas personas que carecen de una gran flexibilidad, notan como estirar se facilita en el verano. Esto no es sólo una percepción. Lo que ocurre es que los fluidos internos se vuelven menos viscosos, y esto a su vez facilita el deslizamiento de las fibras musculares.
Es por ello que muchas veces se insiste en una correcta entrada en calor, y que la misma debe ser más extensa en épocas de frío. De no hacerla, el músculo no alcanza una temperatura en la que se pueda tener buena flexibilidad.
Esto además es notorio en los estiramientos post-ejercicio: cuando terminamos de entrenar nos resulta mucho más sencillo, ya que nuestros músculos están calientes luego de toda la actividad.
Ahora sabés que la facilidad para estirar en el verano no es sólo una sensación, si no una realidad. Esto no significa que nos dejemos estar. Aprovechemos los grados de más para entrenar nuestra flexibilidad.
Por David Flier para FitnessOnline.com.ar