Sin embargo, al contrario de lo que suele creerse, la intolerancia a la lactasa no es igual al consumo cero de leche y productos lácteos.
Cuando padeces este problema no debes renunciar por completo a la leche y a sus derivados, e incluso con un consumo moderado de ellos puedes ir mejorando tu condición progresivamente.
Al consumir leche en pequeñas cantidades de forma progresiva, irás acostumbrando al organismo a combatir la intolerancia a la lactosa. De esta manera, midiendo tu consumo de lácteos la lactasa podrá ser digerida al ritmo de tu cuerpo hasta llegar al punto de tolerarla como una persona normal.
Es importante que conozcas tu grado de tolerancia a la lactosa para así no pasarte de la línea. Para esto te ayudará el combinar los lácteos con otros alimentos para hacer tu digestión más llevadera que si consumieras lácteos sólos y con el estómago vacío.
Además, a la hora de escoger qué lácteos consumir escoge productos lácteos fermentados, pues estos poseen menores cantidades de lactosa, además de tener la capacidad de mejorar los niveles de lactasa en el intestino. En cuanto a quesos, intenta escoger el suizo, parmesano, colby y el cheddar, pues poseen menores cantidades de lactosa que otros tipos.
Con estos lineamientos y otras recomendaciones de tu doctor, comprobarás que una vida de intolerancia a la lactosa no es una vida sin lácteos. De hecho, es importante que los consumas, pues no olvides que éstos son la principal fuente de calcio para el organismo.
Via: vivirsalud