En la recuperación post- esfuerzo inciden muchos factores, algunos más tradicionales y conocidos que otros, pero uno que muchos ignoramos es la toma de baños de agua fría tras la realización de ejercicios.
Muchos deportistas comentan que después de entrenar se sumergen en un baño de agua helada durante pocos minutos, con el objetivo de acelerar la recuperación muscular y reducir los posibles dolores musculares después del esfuerzo físico.
Además de los baños helados, otros atletas utilizan las llamadas duchas de contraste o duchas alternas, en las cuales se va cambiando la temperatura para contrastar el agua fría con el agua caliente.
El uso de los baños de agua helada tiene su origen en la teoría que señala que durante el ejercicio intenso el músculo sufre microroturas y se colma de metabolitos tales como el ácido láctico que pueden implicar un mayor tiempo de recuperación.
Al respecto, se piensa que el agua helada contrae los vasos sanguíneos y facilita su vaciamiento de los productos de desecho. Además, reduciría la actividad metabólica para frenar la producción de sustancias y el daño muscular, al mismo tiempo que previene la hinchazón post- entrenamiento.
Las investigaciones han ayudado a comprobar que tipo de conducta es mejor para recuperar tras el esfuerzo y así, en la Revista Internacional de Medicina Deportiva, se publicó en 2008 un estudio donde se evalúa el efecto sobre la recuperación de las duchas de contraste, de agua fría, de agua caliente o del reposo tras el ejercicio.
En los resultados, se puede ver claramente que los atletas y deportistas no ven mejoría mediante la utilización de métodos de recuperación como son las duchas de agua caliente o el reposo post- esfuerzo, sino que su rendimiento mejoró cuando se utilizó la ducha de agua fría a 15 grados centígrados durante 14 minutos o la alternancia de agua fría y caliente durante al menos 14 minutos. Cuando se habla de agua caliente hablamos de unos 38 grados centígrados.
En otra investigación realizada en 2007 del Journal of Strength and Conditioning Research, indicó que tras un ejercicio intenso, la reducción de dolor fue más rápida y la restauración de la fuerza y la potencia fue mayor cuando se utilizaban duchas de contraste.
Concluyendo, las duchas de agua caliente por sí solas no brindan beneficios en la recuperación post- entrenamiento, pero la utilización de agua fría (no necesariamente helada) o las duchas de contraste son un buen recurso para favorecer la recuperación de los músculos tras el ejercicio intenso.
Asimismo, quedarnos en reposo tras el ejercicio no favorece en nada la recuperación y el restablecimiento de los depósitos musculares, por lo cual no se aconseja dicha conducta.
Por supuesto, los baños de agua fría o de contraste, sólo son una ayuda que junto a otros factores permiten la correcta recuperación después del ejercicio y favorecen el logro de los resultados previstos con el entrenamiento.
Por Gabriela Gottau para FitnessOnline.com.ar
Muchos deportistas comentan que después de entrenar se sumergen en un baño de agua helada durante pocos minutos, con el objetivo de acelerar la recuperación muscular y reducir los posibles dolores musculares después del esfuerzo físico.
Además de los baños helados, otros atletas utilizan las llamadas duchas de contraste o duchas alternas, en las cuales se va cambiando la temperatura para contrastar el agua fría con el agua caliente.
El uso de los baños de agua helada tiene su origen en la teoría que señala que durante el ejercicio intenso el músculo sufre microroturas y se colma de metabolitos tales como el ácido láctico que pueden implicar un mayor tiempo de recuperación.
Al respecto, se piensa que el agua helada contrae los vasos sanguíneos y facilita su vaciamiento de los productos de desecho. Además, reduciría la actividad metabólica para frenar la producción de sustancias y el daño muscular, al mismo tiempo que previene la hinchazón post- entrenamiento.
Las investigaciones han ayudado a comprobar que tipo de conducta es mejor para recuperar tras el esfuerzo y así, en la Revista Internacional de Medicina Deportiva, se publicó en 2008 un estudio donde se evalúa el efecto sobre la recuperación de las duchas de contraste, de agua fría, de agua caliente o del reposo tras el ejercicio.
En los resultados, se puede ver claramente que los atletas y deportistas no ven mejoría mediante la utilización de métodos de recuperación como son las duchas de agua caliente o el reposo post- esfuerzo, sino que su rendimiento mejoró cuando se utilizó la ducha de agua fría a 15 grados centígrados durante 14 minutos o la alternancia de agua fría y caliente durante al menos 14 minutos. Cuando se habla de agua caliente hablamos de unos 38 grados centígrados.
En otra investigación realizada en 2007 del Journal of Strength and Conditioning Research, indicó que tras un ejercicio intenso, la reducción de dolor fue más rápida y la restauración de la fuerza y la potencia fue mayor cuando se utilizaban duchas de contraste.
Concluyendo, las duchas de agua caliente por sí solas no brindan beneficios en la recuperación post- entrenamiento, pero la utilización de agua fría (no necesariamente helada) o las duchas de contraste son un buen recurso para favorecer la recuperación de los músculos tras el ejercicio intenso.
Asimismo, quedarnos en reposo tras el ejercicio no favorece en nada la recuperación y el restablecimiento de los depósitos musculares, por lo cual no se aconseja dicha conducta.
Por supuesto, los baños de agua fría o de contraste, sólo son una ayuda que junto a otros factores permiten la correcta recuperación después del ejercicio y favorecen el logro de los resultados previstos con el entrenamiento.
Por Gabriela Gottau para FitnessOnline.com.ar